El portal de la DIBAM Memoria Chilena destaca a las pioneras que se atrevieron a incursionar en un terreno tradicionalmente masculino.
La presencia de la mujer en la música estuvo por mucho tiempo remitida a la interpretación de instrumentos y al canto. En la historia musical europea hubo muchas que, además de ser buenas instrumentistas, fueron compositoras; sin embargo, son pocos los nombres que forman parte del saber común. Por ejemplo, se conoce mucho a Mozart, pero pocos saben de la existencia de Nannerl, su hermana, que también era compositora; se elogia a Mahler, pero nada se dice de su mujer Alma, gran compositora y pintora; lo mismo sucede con Schumann, cuya esposa Clara Wieck pasó casi inadvertida, y con la hermana de Mendelssohn, Fanny. Todas quedaron relegadas a papeles secundarios en el libro de la historia o tuvieron que esperar mucho para ser reconocidas.
Las razones de esta invisibilidad son variadas. Desde la identificación del sexo femenino con el pecado original en la doctrina cristiana, hasta la creencia de que el manejo de conceptos abstractos estaba reservado a los hombres, fueron algunos de los factores que afectaron el pleno desenvolvimiento de las mujeres en esta y otras disciplinas. Pero sin duda fue la subyugación exclusiva de las mujeres a las tareas del hogar y al cuidado de los hijos una de las principales razones por las cuales muchas mujeres no pudieron desarrollar su talento para la creación musical. Pese a ello, en Chile varias compositoras se atrevieron a desafiar los prejuicios, logrando destacarse en un medio muchas veces hostil.
Continuando el legado de Isidora Zegers (1803-1869), mujer crucial para la institucionalidad musical chilena, despuntan nombres como el de Carmela Mackenna (1879-1962), Ema Ortiz (1891-1974), Marta Canales (1895-1986) y María Luisa Sepúlveda (1892-1958). En las siguientes generaciones, asoman Lucila Césped (1902-1983), Ida Vivado (1913-1989), Estela Cabezas (1921-2011), Sylvia Soublette (1923) y Leni Alexander (1924-2005). Posteriormente, Iris Sangüesa (1933) y Cecilia Cordero (1945), y nacidas en décadas más recientes, Paola Lazo (1969), Francesca Ancarola (1971), Eleonora Coloma (1971), Diana Pey, Carmen Aguilera, Pina Harding y Gloria López, entre otras compositoras contemporáneas destacadas.
Un eje que conecta la obra de la mayoría de estas mujeres es su afinidad con la poesía de Gabriela Mistral, lo que muestra un sentido artístico de género que, si bien no siempre se enuncia en forma explícita, está presente hasta en las condiciones más desfavorables para estas artistas. Otro denominador común es la profunda incidencia de la pedagogía en sus carreras profesionales que fue el primer ámbito -junto con la enfermería- que permitió el ejercicio profesional femenino. Por último, todas coinciden en haberse atrevido a explorar diferentes lenguajes -el folclore, el romanticismo, el dodecafonismo, la música electroacústica- en un mundo donde ello era una prerrogativa más propia de los hombres.
Para saber más de la vida y obra de estas creadoras, visite el portal Memoria Chilena