Así titula el suplemento Sábado de El Mercurio su interesante artículo sobre esta magnífica artista, cuyas fotografías costaban tan solo US$50 en una época de pleno reconocimiento por su muestra “Stills”, que la posicionó como una de las más relevantes e influyentes de su tiempo. Hoy en día Sherman es parte del escaso grupo de mujeres cuyas obras son igualmente cotizadas que las de sus homólogos masculinos en el mercado del arte (una fotografía suya puede llegar a costar US$150.000). Los invitamos a leer la nota completa:
Una de las artistas más importantes del planeta acaba de ser un éxito de ventas en la reciente Feria Art Basel de Miami Beach con una novedosa propuesta. Cindy Sherman, quien se canonizó en el arte con fotografías de sí misma en las que personifica estereotipos femeninos, continúa vigente y su obra aún genera ecos en el feminismo.
Un plátano pegado a una pared blanca con cinta adhesiva plateada fue la obra de arte que causó furor en la Feria Art Basel de Miami Beach, una de las más importantes en Estados Unidos, que se realizó el fin de semana pasado. La instalación del italiano Maurizio Cattelan -que costaba 120 mil dólares y que según la galería “ofrece una visión de cómo asignamos valor y qué tipo de objetos valoramos”- fue la protagonista: cientos de personas hicieron fila para tomarse una selfie con esta fruta, que además cautivó a varios compradores. Finalmente, otro artista, David Datuna, tomó el plátano y se lo comió. Dijo que hacerlo era una performance también.
A unos metros de esta llamativa propuesta, Cindy Sherman, de 65 años y una de las mejores artistas a nivel global de las últimas cuatro décadas, no se quedó atrás. “Como pan caliente”, expresó un medio especializado, se vendían las dos obras que su galería Metro Pictures llevó a la feria (hay que tener en cuenta que cada una costaba 150 mil dólares).
Con más de 40 años de carrera, Cindy Sherman sigue aportando a la escena artística con inéditas apuestas. Y los coleccionistas de arte parecen estar ansiosos por conocer las nuevas obras y poder llevarse un ejemplar a sus casas. El fin de semana pasado, Sherman debutó en la feria de Miami con una nueva serie: se trata de dos retratos de sí misma, en los que intervino
su rostro y luego los posteó en su cuenta de Instagram, donde tiene casi 300 mil seguidores. Esas imágenes las mandó a confeccionar en grandes tapices a Bélgica. Es la primera vez en su carrera que presenta un trabajo no fotográfico.
-Cindy ha estado interesada en este medio (el tapiz) durante mucho tiempo y sintió que funcionaría bien para las imágenes que estaba haciendo en Instagram, que tienen una resolución demasiado baja para convertirse en una impresión fotográfica tradicional -dice Christine McMonagle de la galería Metro Pictures que representa a Sherman.
En uno de los retratos, la artista aparece con las cejas estiradas hacia arriba, los pómulos rojos de rubor, el pelo rojizo y apoya su rostro en sus manos juntas hacia un lado, mirando por sobre la cámara. En la otra, aparece recostada con las pestañas extremadamente largas, la nariz y las cejas deformadas, el pelo dorado y la cabeza rodeada de flores y luces. En ambas, su rostro original es casi irreconocible.
Desde que comenzó su carrera a fines de los 70, Cindy Sherman se ha retratado a sí misma, pero nunca ha considerado su obra como autorretratos. Encerrada en su estudio en Nueva York, se hace cargo de todos los roles para lograr crear sus obras: fotógrafa, modelo, estilista, maquilladora, escenógrafa, o lo que se necesite. Por lo mismo, tiene muchísimos vestuarios, maquillajes, accesorios e incluso prótesis de distintas partes del cuerpo. En las imágenes ha representado a mujeres en un abanico de estereotipos: amas de casa, renacentistas, prostitutas, señoras con la cara tiesa de bótox, payasos, figuras de Hollywood, incluso a Marilyn Monroe.
‘A lo largo de su carrera, Sherman descompone los estereotipos y al mismo tiempo los impone (…). Su trabajo ha sido recibido con entusiasmo, elogios y éxito crítico sin precedentes. Estudiantes y profesores por igual han llenado volúmenes sobre sus fotografías, y su trabajo es igualmente popular entre museos, galerías y coleccionistas’, señaló Eva Respini en su ensayo Will the Real Cindy Sherman Please Stand Up? Ella es académica de Harvard y en 2012 fue la curadora de la exhibición en el MoMa que abordó tres décadas del trabajo de Sherman. Es una de las tantas exhibiciones dedicadas a esta gran artista. Este año, el National Portrait Gallery de Londres realizó una retrospectiva de su trayectoria, que tendrá una versión más extensa en abril del 2020 en la Fundación Louis Vuitton en París.
Cindy Sherman no proviene de una familia en la que el arte haya sido un tema relevante. Su papá era ingeniero y su mamá profesora; ella era la menor de cinco hermanos y vivían en Long Island, Nueva York. Según contó en una reciente entrevista a The Wall Street Journal Magazine, si había algo de su infancia que tuviera que ver con lo que ha hecho durante su carrera artística, fue el hecho de que siempre le gustó disfrazarse.
‘Mis amigas querían ser novias, bailarinas o princesas para Halloween, a mí me gustaba ser una bruja, un monstruo o una anciana (…). He estado pensando en los últimos años, desde que estuve en terapia por un tiempo, que probablemente también era una forma de olvidarme de quién era y tratar de ser otra persona. Estaba la idea de que yo no encajaba en mi familia, entonces si tal vez yo era una persona diferente, me aceptarían’, dijo Sherman.
En 1972 entró a estudiar pintura al Buffalo State College, pero rápidamente se interesó en la fotografía y tomó cursos de esta disciplina. Al egresar comenzó a trabajar en una serie de fotos en las que ella personificaba estereotipos del cine, la cultura y la publicidad de su época en una especie de set cinematográfico. El trabajo se llamó ‘Untitled Film Stills’ y es considerada por algunos su primera obra maestra.
‘‘Stills’ posiblemente es uno de los trabajos más significativos realizados en el siglo XX y completamente canonizado por historiadores del arte, curadores y críticos. Esta serie posicionó a Sherman como una de las artistas más importantes e influyentes de su tiempo (…). Se lee como una lista enciclopédica de roles femeninos inspirados por los años 50 y 60 en Hollywood, cine negro, películas B y películas de arte europeo, evocando a directores como Alfred Hitchcock, Michelangelo Antonioni y Douglas Sirk. Sin embargo, las imágenes de Sherman no representan películas reales. Sus personajes resuenan con el catálogo virtual de referencias culturales que llevamos en nuestras cabezas’, explica la curadora Eva Respini en su texto.
A pesar de los reconocimientos posteriores a esta obra, en su primera exposición las fotos costaban tan solo 50 dólares, ya que en ese entonces ese tipo de fotografías no eran consideradas como piezas de arte.
En sus siguientes series comienzan a aparecer mujeres exhaustas y vulnerables que causaron revuelo. En una entrevista a The New Yorker del 2000, Sherman se refiere a estas obras: ‘Definitivamente, estaba tratando de provocar en esas fotos. Pero fue más provocar a los hombres a reevaluar sus supuestos cuando miran fotos de mujeres. Estaba pensando en la vulnerabilidad de una manera que haría sentir a un espectador masculino incómodo, como ver a tu hija en un estado vulnerable’.
Luego en su trabajo comenzó a mostrar mujeres con moretones, vómito y sangre. Fue un período en que Sherman utilizó maniquíes intervenidos como modelos. Abordó también representaciones de la mujer en la industria de la moda y los medios masivos con una postura más bien crítica.
Hizo para el mundo de la moda fotos para revistas como Vogue París, siguiendo un estilo que ella ha descrito como feo y grotesco, y, más tarde, para diseñadores como Balenciaga.
‘El interés de Sherman en la construcción de feminidad y circulación de imágenes en masa informa mucho del trabajo de la moda como tema, ilustrando no solo una fascinación con imágenes de moda, sino también una postura crítica contra lo que representan’, afirma Eva Respini en su ensayo.
Ernesto Muñoz, curador y presidente de la Asociación Internacional de Críticos de Arte en Chile, explica lo que significó la propuesta de Sherman y por qué se posicionó como una de las artistas más importantes de los últimos 40 años.
-Si volvemos atrás cuando ella entra en el mundo del arte, había un retrato de la mujer apacible, sumisa, bella, perfecta, pero ella nos va a mostrar a una mujer deshecha, desarmada, enferma, angustiada. Sherman nos va mostrando otro lenguaje, otra manera de mirar la realidad (…). Siempre ha habido mujeres, aunque no tan osadas como ella; están Martine Franck, Annie Leibovitz, que son espectaculares, pero esto es otra cosa. Sherman va más por el mundo de la sociología, un mundo más contemporáneo. Cambió el discurso del arte, lo transformó -explica Muñoz.
A lo largo de la carrera de Cindy Sherman, su obra ha sido relacionada por la crítica o especialistas a diferentes movimientos, como el feminismo y el posmodernismo, pero según explica Eva Respini, la artista se ha mantenido al margen de esas atribuciones.
‘El trabajo de Sherman se ha encontrado en la encrucijada de diversos discursos teóricos: feminismo, posmodernismo y postestructuralismo, entre otros, con cada uno reclamando a la artista como una representante de sus ideas’, señala la curadora, y luego explica: ‘Sherman nunca ha anunciado las intenciones de su trabajo frente a la teoría, ni negó o manejó ninguna de las lecturas. De hecho, su silencio parece avivar las llamas de los historiadores y críticos que escriben sobre su trabajo’.
Respini explica también que en los inicios de la carrera de Sherman, las feministas de la época rechazaban los vestidos, el pelo arreglado o el maquillaje que se relacionaban con lo femenino. Todos esos elementos eran utilizados por la artista lo que generaba una relación compleja con el feminismo.
Para Gaspar Galaz, historiador del arte y profesor de la Universidad Católica, no existe una relación directa entre Sherman y el feminismo, pero destaca que la artista fue fundamental para posicionar a la mujer en esferas donde antes no estaba.
-En una época temprana, ella asume la problemática de la performance, lo corporal, la pose, vestuario, zapato, collar, mirada, pelo. En ese tiempo no era común, Cindy es de las primeras. Ella pone de manera muy potente a la mujer en la vanguardia artística norteamericana -explica Galaz.
El curador Ernesto Muñoz identifica a Sherman como una precursora en poner el foco sobre la mujer.
– En estos últimos años ha habido una fuerte oleada feminista, y entonces ella aparece como una de las pocas artífices de estos nuevos lenguajes, una de las primeras (…). El campo del feminismo es tan grande, extenso, son temas tan eternos que van a estar siempre vigentes. Si tú piensas que en la mitad del planeta hay miles de mujeres que aún son oprimidas, en los países árabes, Rusia, Turquía, Cindy Sherman tiene mucho que aportar ahí, y lo mismo en la sociedad chilena que se ha remecido hoy con LasTesis -dice Muñoz.