Entrevista a Patricia Politzer

“Me di cuenta que las mujeres podíamos ser invisibles, aunque tuviéramos un cargo alto”

La destacada periodista y escritora obtuvo recientemente el premio Lenka Franulic*. Su trayectoria periodística, política y académica la sitúan como una de las mujeres líderes de su generación.

A principios de la década de los noventa, fue directora de prensa de Televisión Nacional de Chile. En el año 2000, bajo el gobierno del presidente Ricardo Lagos, asumió el cargo de directora de la Secretaría de Comunicación y Cultura del Ministerio Secretaría General de la Presidencia. El año siguiente fue nombrada presidenta del Consejo Nacional de Televisión de Chile. Actualmente, es miembro del directorio de Educación 2020 y consejera de ComunidadMujer.

Su mirada profunda y lúcida sobre la contingencia nacional e internacional, la han convertido en un referente indiscutible, a través de su participación como panelista y columnista en varios medios de comunicación.
En esta entrevista, Patricia Politzer entrega sus puntos de vista sobre cómo ha evolucionado la sociedad en términos de equidad de género y hacia dónde debiéramos continuar avanzando para reducir las brechas que siguen existiendo.

¿Cuáles son las principales diferencias que usted observa entre las mujeres de su generación y la generación de sus hijas?

La generación de nuestras hijas tiene un horizonte de posibilidades más amplio que el nuestro. En mi generación muchas mujeres ni siquiera llegaron a plantearse qué vida querían para ellas, el mundo y sus infinitas posibilidades estaba reservado para los hombres. Desgraciadamente, en muchos lugares esto sigue siendo así. En Chile, como en la mayoría de los países de occidente, las mujeres tienen hoy más opciones, pero también una carga pesada de exigencias. Si logran tener una pareja estable, que acepte su libertad y sus desafíos laborales, suelen tener compañeros que comparten más la crianza de los hijos y las tareas de la casa. Sin embargo, todavía queda mucho para logar un buen equilibrio.

¿Qué dificultades debió enfrentar por el hecho de ser mujer?

Tuve la suerte de tener una madre europea y liberal, muy de avanzada para su época. En la década del 40 del siglo pasado provocaba escándalo usando pantalones y, en los años 50, instaló su propio negocio. Estudié en la Alianza Francesa donde las mujeres podíamos ser tan buenas para las matemáticas y la física como los hombres. En este contexto, me percaté muy tarde que había mujeres que no podían estudiar ni trabajar, que había muchas cosas que no eran “propias de una señorita”. El machismo en serio lo sentí recién cuando tuve responsabilidades ejecutivas. Entonces, me di cuenta que las mujeres podíamos ser invisibles, aunque tuviéramos un cargo alto.

Desde su experiencia ¿Qué medidas han sido las más exitosas para promover la equidad de género tanto en el mundo de la cultura como en otros ámbitos de la sociedad?

La ley cuotas, tanto en el ámbito político como económico científico y cultural, me parece indispensable. La experiencia internacional demuestra que, sin la incorporación obligatoria de mujeres a la toma de decisiones, tomará siglos cambiar la cultura patriarcal. Por otro lado, creo que ha sido fundamental para las mujeres que la violencia intrafamiliar y de género se establezcan como delitos, y dejen de considerarse como asuntos íntimos de la vida privada.

¿Qué se necesita para seguir avanzando en temas de equidad de género?

Hacer efectivas las normas que apuntan a ese objetivo como la ya mencionada ley de cuotas, la igualdad salarial, la no discriminación frente a derechos fundamental como la salud y las pensiones, el establecimiento de una verdadera corresponsabilidad parental que haga efectivo un postnatal para los hombres.

¿Quiénes fueron o son sus referentes en términos de liderazgo femenino en Chile o en el mundo?

En la adolescencia, mis referentes fueron Simone de Beauvoir y Virginia Woolf. Mirando nuestra propia historia descubrí la lucha épica de mujeres como Elena Caffarena y Olga Poblete. Más tarde, en plena dictadura, me entusiasmó el camino que nos abría Julieta Kirkwood y que se traducía en la consiga: “Democracia en el país, en la casa y en la cama”. Ahora me impresionan las mujeres de distintas generaciones que, en los últimos años, han mantenido en la discusión pública temas como el aborto, el acoso sexual y la discriminación en sus diversas dimensiones.

*El Premio Lenka Franulic es una distinción chilena que tiene como finalidad reconocer la trayectoria en el periodismo femenino, y es entregado desde 1963 por la Asociación Nacional de Mujeres Periodistas de Chile. Lleva el nombre de Lenka Franulic, primera mujer periodista chilena.

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