A los 97 años de edad murió la artista visual Matilde Pérez. La audacia fue el sello de esta creadora, protagonista de los nuevos rumbos en el arte chileno del siglo XX, y que como mujer, transgredió muchas de las convenciones de su tiempo para dedicarse a explorar nuevos lenguajes plásticos. A pesar de su gran legado, murió sin recibir el Premio Nacional de Artes Pláticas.
Matilde Pérez Cerda nació el 7 de diciembre de 1916 en Santiago, estudió en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de Chile y, aunque se inició como pintora, descubrió más tarde las claves que la convirtieron en precursora del arte cinético en Chile. Fue en 1960, cuando obtuvo una beca para ir a París. En ese contexto conoció a Victor Vasarely y comenzó la investigación óptica y cinética, hechos que serían clave en el desarrollo de su trabajo.
La reciente revalorización de su propuesta vino también desde el otro lado del Atlántico. En 2007, el Museo Reina Sofía de Madrid la invitó a exponer junto a sus contemporáneos Carlos Cruz Diez, Julio Le Parc y Jesús Rafael Soto en la exhibición Lo(s) cinético(s). En 2012, PINTA Londres, la feria más importante de arte latinoamericano de Europa, la tuvo como invitada de honor. Siguiendo el reconocimiento internacional, ese mismo año se realizó en Santiago, la exhibición Matilde por Matilde en la Fundación Telefónica.
Las obras de esta artista dan cuenta de una incesante experimentación con las posibilidades de la creación tanto del movimiento virtual -a través de la ilusión óptica- o del movimiento real a través de la electricidad, elemento que incorporó a sus obras a partir de 1970.
En la región Metropolitana, se pueden ver dos de sus obras de arte público: Visiones geométricas, esculturas que se activan con el viento y fueron instaladas en 2004 en la variante Melipilla-Huilco; y otra escultura de cinco metros de alto, con un disco giratorio, inaugurada en 2011 en el edificio que Banco Itaú posee en la Ciudad Empresarial, en Huechuraba.
Respecto de su muerte, ocurrida el 1 de octubre recién pasado, la ministra de Cultura, Claudia Barattini, afirmó que “se nos va una de las artistas visuales chilenas más audaces y potentes del siglo veinte. Fue valiente, autónoma y transgresora en escoger su estilo de vida y rumbo estético”. Como mujer, añadió la titular de Cultura, “Matilde Pérez nos deja un legado de libertad e independencia”.
