Recordando a Roser Bru, destacada pintora y grabadora

“Vivir es cierto, morir también”, fue una de las tantas frases que dejó la artista chileno-catalana durante su vasta trayectoria. La Premio Nacional de Artes Plásticas en 2015, falleció el 26 de mayo a los 98 años de edad.

Con 16 años, a bordo del Winnipeg, llegó a Valparaíso en 1939 junto a más de 2.000 refugiados españoles escapando de la dictadura de Miguel Primo de Rivera. Su historia y testimonio personal marcó un imaginario orgánico compuesto por tópicos como la memoria, la pérdida, la represión y la figura de la mujer.

“Se nos va una gran mujer, una gran artista, una gran creadora, una persona que contribuyó mucho a la cultura y a las artes visuales…”, describió Consuelo Valdés, ministra de las Culturas, las Artes y el Patrimonio.

Su camino a través de las artes comenzó el mismo año que llegó a Chile al ingresar a la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de Chile. Luego, entre 1964 y 1968, se desarrolló como docente de dibujo y pintura en la Escuela de Arte de la Universidad Católica. En 1957 se incorporó al Taller 99, fundado por Nemesio Antúnez. Su obra danzó entre la pintura, la gráfica, el dibujo, la fotografía, entre escritos junto a su compromiso con los derechos humanos.

La artista visual Voluspa Jarpa, entrevistada en Radio USACH, se refirió a la deuda que existe en torno a la figura de la pintora: “Como buena artista mujer no ha sido lo suficientemente estudiada, catalogada ni mostrada. Ella representa un mundo de creatividad femenina con bastante sororidad y aplacada desde un punto de vista crítico e histórico”.

En el comunicado emitido por la Fundación Roser Bru, se destacó que la artista conservó “vivo su interés y disposición por los pinceles, las formas y el color, que mantuvo hasta sus últimos días”. El jueves 27 de mayo fue velada en el Museo de Bellas Artes de Santiago.

Para conmemorar la vida y el legado permanente de Roser Bru, tenemos el agrado de compartir la elegía escrita por nuestra socia Galería Patricia Ready:

ELEGÍA

ROSER BRU

Se ha ido la catalana; la misma que un día dejó la patria con dieciséis años para viajar hacia lo desconocido, cruzando la vastedad del mar que la traería al nuevo mundo, para despertar su talento y curiosidad con la luz y el color de América, a la que incorporaría en su obra junto a sus recuerdos de España, siempre en su corazón.

¿Qué habrá sentido en esa travesía? Imposible no pensar que con su mirada adolescente abarcó la inmensidad del océano y de la palabra exilio; esos mismos ojos que intensificaron su mirada en Federico, Kafka, Gabriela, el Che, Velázquez y la infanta y el joven que pasó una temporada en el infierno.

El trazo suelto y resuelto, la mancha certera, la estructura académica que sostiene sus composiciones donde anota, mancha, envuelve y fragmenta los espacios que llena y define con su impronta, con una identidad inconfundible.
Se ha ido la catalana; la misma que un día dejó la patria con dieciséis años, la que secó sus lágrimas con su cabellera negra, intentando abarcar con su mirada, la inmensidad del mar.

También, los dejamos invitados a ver el micro documental desarrollado por el Museo de Arte Contemporáneo en el siguiente link:

https://youtu.be/vzjEdPhyBzU