De Nona Fernández a Mariana Enríquez: las escritoras que revolucionan las letras latinoamericanas

Les compartimos esta nota de El País sobre cinco autoras latinoamericanas contemporáneas, entre ellas, la chilena Nona Fernández, quien se refiere a sus inicios como escritora, el rol de la mujer en el mundo literario y la realidad de la industria editorial en el contexto actual.

Nona Fernández: «Reclamamos visibilidad, que no se nos catalogue»

«Tenía dos años cuando llegó el golpe militar. Crecí en ese tiempo oscuro y extraño que fue la dictadura, y salí al mundo entre marchas, velorios, helicópteros y funerales. Soy parte de una generación medio perdida, que no fue protagonista de nada, pero que observó con ojos adolescentes, e intentó a sus pocos años movilizarse. Costaba entender lo que ocurría porque los adultos estaban con la cabeza en otra parte, porque nos protegían con su silencio. Crecí pensando que ese mapa incompleto en el que viví iba a aclararse con la llegada de la democracia, pero no fue así. Entonces quedé frustrada, con la sensación de que había episodios de mi propia vida que se me estaban clausurando», explica la chilena Nona Fernández (Santiago, 1971). De ahí que la realidad se cuele en sus ficciones. «Comencé, sin plan, una investigación escritural sobre todo aquello que vivencié, que escuché, que vi, que no tuvo lugar en la Historia oficial. He estado en eso veinte años: en revelar y contar esas vivencias que se me cruzaron y sentí que merecían un espacio de memoria», subraya.

En Chilean Electric (Editorial Minúscula) habló de la llegada de la luz al país, de la infancia de su abuela. En Voyager (Literatura Random House), de su madre: «En momentos donde las mujeres estamos trabajando a diario por democratizar la vida, creo que lo interesante no es el protagonismo de personajes femeninos, sino el protagonismo de mujeres que abren nuevos paradigmas. En el caso de mi propia escritura, que se ha vuelto muy documental, me interesa justamente eso, relevar otro tipo de mujer. En Voyager hablo de mi madre y su sencilla historia como madre soltera que rompe esquemas en los setenta chilenos, porque quiere estudiar, ser independiente y criar sola. Su historia es un reflejo de muchas mujeres que han hecho su vida sin el apoyo masculino, prescindiendo de él. Su capacidad de acción solitaria y resuelta es una manera de valorizar la tremenda energía que tienen las mujeres».

Actriz, guionista de series y dramaturga, considera que «el mundo literario latinoamericano ha estado desde siempre lleno de talentosas mujeres», pero hay que seguir reivindicando su papel: «Como en todos los ámbitos, no solo en la literatura, las mujeres hemos ido ganando terrero. Hay más espacios, más respeto por nuestro trabajo. Pero pese a los avances de nuestra área, aún escribimos reclamando visibilidad, exigiendo que no se nos catalogue, que no se nos rotule, que no se nos deje fuera de los grandes temas, de las grandes discusiones, de los grandes anaqueles. Aún las antologías latinoamericanas no son paritarias. Tampoco los planes de lectura. Ni siquiera las mesas de conversación en los encuentros literarios». Al contrario, persigue que su reconocimiento sea el nuevo estándar: «El MeToo y la renovación de la fuerza feminista han generado en el mercado editorial la moda de la escritura hecha por mujeres. Eso ha llevado a creer que hoy hay más escribiendo, o mejores plumas. Pero la verdad es que solo se está enfocando mejor el trabajo de las escritoras».

Ahora, subraya, la crisis de la Covid-19 ha supuesto un parón forzoso en la industria editorial, y «en medio de esta intensidad telúrica la literatura real chilena está en etapa de pausa, de reflexión y de observación, porque lo que marcaba pautas literarias hace cinco meses poco tiene que decir del paisaje actual». Según ella, la clave para escribir es no dejar de explorar. «Lo mío siempre ha sido un intento. Soy la misma mujer sin certezas de mis primeros cuentos», sostiene. Ahí surge la innovación: «Me siento más cómoda en libros híbridos, sin clasificación posible, lejos de cualquier etiqueta, como son mis últimos textos que mezclan crónica, archivo, biografía. Estamos viviendo tiempos donde se nos impone la importancia de los límites en todos los aspectos, territorial, racial, social, político, de género, inventos para ejercer el control sobre nosotros. Desarrollar esta escritura híbrida ha comenzado a ser una postura no solo estética, sino ética. Por lo menos en el territorio de mis libros no hay muros ni fronteras».

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